Encendiéndole un cigarro a la nostalgia

Y le enciendo un cigarro a la nostalgia decía aquel que empezó siendo poeta y termino inmiscuido en el animal nocturno que nunca quiso ser. Y tengo la confianza en mi mismo de sentarme y prender un cigarro y pensar y pensar y pensar... mi cerebro recuerda vagamente la lucha eterna entre el sol y la luna y descansa simplemente oyendo a los grillos del amanecer que tanto odiaba.

Y es que justo ahora en el momento de tirar la colilla del cigarrillo me entro la nostalgia de aquella época en que era otra luna y la forma en que te inmiscuiste y te quedaste tu reemplazándola. La lógica que me inunda me invita a irme a dormir, pero la parte ilógica de mi cerebro me invita a seguir recordando los momentos en que nos quitábamos los zapatos para poder correr en la arena, esa arena que te llevaste plasmada en una fotografía que toma movimiento cada vez que la ves y recuerdas lo que la arena significa para ti.

No tengo otra opción, debo prenderle otro cigarrillo a la nostalgia y seguir meditando, ¿debería mandar a volar a la precaución y quitar mi cara de póquer y dejar de mentirte? y es que los grillos me preguntan ¿de verdad le mentiste?

He tirado otra colilla y sigo pensando... ¿será que la nostalgia me permita tomarme la libertad de no prenderle otro cigarrillo?